viernes, 7 de diciembre de 2012

El ganador que no fue.

Este año la legislatura de Capital organizó un concurso de cultura, como todos los años, y mandé un cuento que no fue seleccionado, como todos los años.  Los años que mando cuentos al menos.  Cuando no mando nada, tampoco me seleccionan pero en esos casos no me frustra.

Como la fama no es lo que importa y los lectores de mi blog son más que los integrantes del ex Consejo Deliberante (!), acá les publico mi cuento no seleccionado y que les aproveche:


Línea B
Aunque atiendo mis negocios en Plaza Constitución, nunca viajo de Los Incas a Carlos Pellegrini. El cruce de las tres estaciones está plagado de gente apurada que empuja o tira bronca nomás porque uno anda tranquilo. Prefiero salir a la calle y colarme en la C más adelante porque, como la Plaza es mi terreno, muchas veces paro ahí con mis amigas de la zona que ni me cobran sus favores, aunque se les nota en la cara y en la vida que mal no les vendría una moneda.
Desde la plaza manejo mi bandita, somos los más jodidos de la estación: andamos en grupo mangueando entre las personas grandes y pecheando a los que nos quieran hacer frente. A mi me tienen caladísimo, nadie me discute nada porque saben que unos cuantos de por ahí andan rengos gracias a mí. Al que está de mi lado, lo cuido; al que no, que se cuide. El grupo que manejo se hizo tan grande que hasta tengo mi bulo reservado por si me quedo a dormir en el barrio.
Por cuestiones de seguridad, digamos que casa no tengo. A la vieja —que Dios me la tenga en la gloria— la atropelló un 45 cuando yo era un poco más pendejo. Y ya casi ni me acuerdo de mi viejo. Es posible que él tampoco se acuerde de mí. Con mi vieja, tocó y se fue. Lo encaré una o dos veces pero, ni cargo. Le echaba la culpa a ella y, aprovechando que tengo dos medio hermanos de dos padres distintos, me decía que siempre andaba como una perra en celo. Si hubiese sido más grande, le hubiera desfigurado la trompa.
Aparte de la plaza, donde más tiempo estoy es en el subte. Me gusta ir de una punta a la otra de la B, en especial los días de lluvia. Siempre pesco algo para vivir y además está calentito. Los guardias se hacen los dolobus cuando me ven pasar el molinete, porque saben que no jodo. Casi nunca afano aunque sé bolsiquear sin que nadie se de cuenta, pero como ya me conocen no quiero que me marquen. Tampoco pido limosna por oficio —que es lo que hacen los demás— aunque sí mangueo de vez en cuando. Nunca falta la señora que me mira con amor y me tira algo para comer.
Los hombres en cambio, me miran con una bronca que no alcanza a disimular la envidia. Se creen más machos solamente porque ellos sí tienen zapatillas. Pero yo sé que lo que les jode en realidad es que las minas casi siempre me tiran buena onda. Con ellos son indiferentes, pero a mí me miran de lejos con cariño y hasta a veces se les escapa un “qué lindo morocho”. Yo creo que no me tienen miedo, porque me ven chiquito.
Cada tanto alguna me hace un par de mimos en la cabeza y yo digo para mis adentros « ¡Ay nena! Si supieras la cantidad de gente que me ve pasar y se hace a un lado… ¡No te imaginás cuántas como vos preferirían ni cruzarme!»
La realidad es ésta: si yo que soy tan callejero paso más tiempo bajo tierra que en la superficie, es porque estoy buscando otra vida. A mí me gustaría alguna vez engancharme con una de estas pibas que me hacen mimos en el subte.
Ojalá que algo cambie en esta ciudad de indigentes. Que un pibe como yo pueda tener una casita y formar una familia. Me encantaría que alguna de las tantas mujeres que pasan por la línea B me mueva la cabeza y me diga «vamos».
Si supieran lo guardián que soy… 


miércoles, 5 de septiembre de 2012

SE BUSCA

Papelpa no murió en el olvido.  Lo que sí parece que me olvidé y no sé dónde es escribir en sí.  Se me cayó del bolso, en el colectivo seguro.  O capaz fue en el subte porque con tanto ruido no escuché cuando me gritó para que lo levantara.

Hace un tiempo, después de estampar la ciudad con cartelitos de "SE BUSCA", pensé que si escribía algo al respecto las palabras iban a llamarlo.  Pero no sucedió o ellas lo encontraron y quién sabe qué les habrá dicho.  Palabras, palabras, palabras.  Como las palabras creen en la palabra, le creyeron de palabra.  Saben que Escribir es un hombre de palabra.  Y claro: Palabras y Escribir.  Ya me imagino... Se enamoraron y se fueron a vivir felices para siempre a otro cuadernito seguro.

Hablando de mi cuadernito, él los extraña mucho.  Encima es pillo, mi cuadernito.  Me dijo: "muy linda tu receta de pan de cerveza, pero esos no son mis amigos".

Y así ando yo, hace meses tratando de que Escribir vuelva.  En el medio de este lío, vino Cuadernito y me mostró para que publique algo que escribí pensando en Escribir, a ver si me escuchaba y venía.

Acá lo dejo.  Después de todo, Escribir es muy coqueto.  Es un divo, más bien.  Capaz si ve que publiqué algo sobre él, vuelva.  Se debe a su público.

COSAS QUE ME SUCEDEN CUANDO QUIERO ESCRIBIR

Cuando una idea revolotea por mi cabeza, anda ahí durante días.  A veces solamente me visita, me canta las cuarenta al oído y se va.  Esas visitas furtivas me ponen furiosa porque las hace solamente en momentos en que me es imposible escribir.  Cuando estoy tratando de dormir y no morirme de frío aunque tenga dos frazadas, cuando viajo parada en el colectivo atiborrado de gente o cuando estoy cursando y tengo varias otras cosas mas urgentes para anotar.

Sólo hay lugar para que esa idea maldita me sople sus verdades al oído y se vaya volando.  A veces creo que en realidad no quiere que la escriba.

Si no, otras veces, viene y la quiero escribir pero no tengo tinta, o el papel insiste en resbalarse.  O me sale una letra inmensamente fea.  Las ideas --malditas-- vienen, gritan "pica" y se van.  Corriendo, a ver si encima las alcanzo.

O peor: estoy escribiendo y se me paraliza la mano, la palma se endurece y se me cae la lapicera.  Al éxodo de ideas hay que sumarle el ardor en los ojos.  En ese caso encima que no escribo ni alcanzo a leer.  ¡Es el colmo!

Es lindo, pero cuesta tanto escribir...


Mayo de 2012.  A cuatro meses, Escribir sigue sin aparecer.

viernes, 9 de marzo de 2012

**1** La cancion de las pulgas (Gustavo Roldán)

Una vez en los primeros comienzos de mi vieja como docente (es profesora de letras) quiso darles análisis del cuento a los chicos y eligió cuentos de hadas. Se rumoreó esto por los pasillos y la coordinadora le preguntó extrañadísima e indignada si eso era cierto. Ella dijo algo así como ¨noooooo, cómo se te ocurre ¿En la secundaria?¨.

Esta anécdota me da mucho que pensar sobre el lugar que ocupa la literatura infantil en las cabezas de la gente y también en qué lugar ocupa el cuento en general.

Siempre se lo compara con la novela, no entiendo muy bien por qué. Encima hay un prejuicio generalizado de que la novela es mejor o más avanzada que el cuento. Solamente porque es más larga y además, me imagino yo, que se piensa que se es ¨mejor lector¨, no mas porque hay que disponer de ¿más tiempo? para leerlo.


La idea de mi vieja de trabajar el cuento con cuentos infantiles era cualquiera, sí. Pero no porque el cuento infantil sea un género menor, si no porque capaz convenía abrirles la cabeza a los pibes con cuentos para adultos. Después de todo, la mayoría de nosotros asociamos cuento con cuento para chicos y está bien ver que hay otros horizontes.


Bueno, La canción de las pulgas es el único cuento infantil con la palabra ¨puta¨.


Y ahora que no me hace falta ningún otro argumento para explicar por qué es mi cuento favorito, e incluso hasta podría terminar el puesto 1 con esta frase, paso a hablar un poco de Gustavo Roldán.

Gustavo es autor de muchos cuentos para chicos. Uno de sus escenarios era ¨el monte¨, cerca del río Bermejo, donde convivían varios bichos autóctonos y otros típicos animales de zoológico (Román escribió sobre estos cuentos, pueden verlos acá). Es y fue uno de mis autores favoritos porque tiene un humor muy bueno, pero además muy cercano a los chicos.

Digo por caso: Ema Wolf, que es una genia de la literatura humorística infantil, es para chicos un poco más grandes. Salvo uno o dos cuentos, en general apunta a un público de nueve años en adelante. Capaz me da esta impresión porque es la edad que tenía yo cuando la empecé a leer, pero me parece que Gustavo tiene algo más inocente que ella.

Y a esto quería llegar con La canción de las pulgas: encuentra a la mala palabra exactamente como la percibe uno de chico. Las siete pulguitas se despiertan todas las mañanas y cantan una hermosa canción pero no entienden por qué a su mamá no le gusta. La canción dice algo así como

pata, peta, pita, pota, puta
puta, peta, pita, pota, pata
cuando me despierto todas las mañanas
me dan ganas de cantar
pata, peta, pita, pota, puta.

La mamá les sugiere que canten otra canción y en ningún momento se menciona ni que las nenas sepan que puta es una mala palabra ni que la mamá les reproche modales o algo de eso.

Ahí radica la genialidad del cuento. Tiene una frescura del autor que les guiña el ojo a todos los chicos como si les dijera ¨miren que yo soy grande y por debajo de la mesa me río de los adultos con ustedes¨.

A Gustavo Roldán lo conocí cuando yo tenía siete años porque a mi viejo le dieron un premio de geografía y él estaba en el acto. Me acuerdo perfectamente de ese momento. Años después estaba firmando libros en el stand de Colihue en la Feria del Libro y fui corriendo a comprarme un ejemplar de La canción para que me lo firmara.


Empecé contando la historia de mi vieja porque si bien ella bardeó, la literatura infantil es importantísima.
Gustavo Roldán y otra cantidad de gente que protagonizará un post sobre este tema agarran a los cuentos de hadas y les hacen un corte de manga mientras ponen sobre la mesa cuentos de verdad escritos para chicos de verdad. Además La canción es un cuento argentinísimo. No sé qué repercusión tendría en otros países de América porque todavía no recorrí casi nada.

Pongo en el primer puesto a La canción de las pulgas porque es mi cuento favorito desde el día en que me lo leyó Román (y les juro que me acuerdo de ese día); porque no hay nada más importante y serio en mi opinión que la literatura infantil; y porque él y toda la troupe que ya encabezará este posteo próximo del que les hablo son en buena medida un motivo por el cual hoy en día yo leo y escribo.

Además porque este año se cumplen 20 de que me lo leyeron por primera vez y me parece que hay que decir feliz aniversario.

miércoles, 29 de febrero de 2012

**2** Caballería (Neil Gaiman)

Neil Gaiman, según sé, se hizo famoso por escribir el guión del libro-historieta Sandman; del cual no voy a decir nada porque no lo leí.

Antes o después se dedicó a escribir cuentos y novelas. Es escocés radicado en Estados Unidos se casó con Amanda Palmer (cantante de The Dresden Dolls) y aparte del cuento que ya procedo a contarles, escribió Coraline. Libro primero, después película que a mi me encanta y a mi viejo le da miedo.

Caballería se trata de una señora que compra el santo Grial en un cotolengo y la viene a visitar Sir Galahad para que se lo entregue.

No escribí estas últimas líneas para sorprender solamente. La atmósfera del cuento es así de natural.

La señora Whitetaker (así se llama el personaje) va al mercado de las pulgas y compra el Santo Grial. No es que compra una bella copa y ¨ooooh¨ descubre lo que es cuando un caballero se le presenta, de modo que ella cree que está soñando.

Ahí radica la gracia del cuento. Ella es la única de los personajes que sabe lo que es, pero no es un secreto. Se lo cuenta a una amiga como una charla de café y no le da importancia. Aparece Galahad y ella todo el mundo reacciona como si fuera el sodero.

Incluso en un momento le pregunta a Galahad si tiene un viaje muy largo hasta su casa y uno piensa ¨¡Claro que sí! Tiene que cruzarse como seis o siete siglos!!¨.

Lo que me gusta de Caballería es en parte el elemento fantástico puesto como algo normal (en general los libros de fantasía donde toooodo el entorno es inventado me aburren un poco), y por otra parte que el personaje se aleja de la leyenda y pasa a ser una persona humana.

Es lo mismo que me gustó de Canción Marinera: la imagen de los caballeros de la mesa redonda se baja del pedestal y resulta que uno de ellos es un muchacho capaz de ayudar a una señora a correr los muebles de lugar.

Hasta ahora leí muy poco de Gaiman, pero recomiendo un libro de cuentos como para empezar. Si tiene en el índice mi segundo puesto, mejor.

lunes, 27 de febrero de 2012

**3** María Dos Prazeres (Gabriel García Márquez)

(Y sí... no podían esperar que alguien que sabe de memoria la geneología de los Buendía no pusiera un cuento de don Gabriel)

María Dos Prazeres se siente muy avergonzada cuando esa mañana el empleado de la funeraria, que ella misma citó para preparar su propio entierro, le toca timbre con asombrosa puntualidad.
Vive hace más de cincuenta años en Catalunya y es la primera vez que alguien llega a la hora anunciada.
Con setentaiseis años recién cumplidos se pone una flor roja en el pelo, para no parecer tan indeseable como se siente, y abre la puerta .

Palabras más palabras menos así empieza María Dos Prazeres: uno de los Doce cuentos peregrinos de don Gabriel.

Don Gabriel junta los doce cuentos y en el prólogo (que como lo escribió el autor vale la pena leerlo antes de leer todo el libro) explica ¨por qué doce, por qué cuentos y por qué peregrinos¨.
El disparador para escribir es lo que él mismo estaba pasando en ese momento de su vida: las cosas extrañas que les suceden a los latinoamericanos en Europa.


La primera idea, cuenta, se le ocurrió cuando se despertó de un sueño en la década de los setenta:

Hacía más de cinco años que vivía en Barcelona. Soñó que asistía a su propio entierro y que estaban todos vestidos de luto riguroso pero con ánimo de fiesta. Él estaba muy feliz porque la muerte le había dado la posibilidad de encontrarse con sus amigos de América ¨los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo¨.
Lo pasaron bomba hasta que todos empezaban a irse y le explicaban severamente que él era el único que no se podía ir.

¨Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos¨

Después de leer un libro con semejante declaración del autor es motivo suficiente para que uno de sus cuentos figuren en esta lista.

Pero María Dos Prazeres va mas allá del prólogo.

Ella habla en catalán perfecto, aunque se le percibe algo de la melodía de su portugués olvidado.

El empleado de la funeraria, un chico bastante joven con corbata de colores, cuando está por irse rompe finalmente su profesionalismo y le comenta a María que tiene la manía de querer adivinar el oficio de la gente por la decoración de las casas. En el caso de ella se da por vencido y le pide disculpas por la pregunta indiscreta. Ella responde sin problemas, muerta de la risa.

— Soy puta, hijo ¿O es que ya no se me nota?

La historia habla de una prostituta jubilada que se prepara para morirse. De sus vecinos; del Noi, su perrito que aprendió a llorar como los seres humanos; de su simpatía por el anarquismo; y de su vida, que en sus últimos años pasa como un barquito por aguas quietas, igual que el cuento.


María Dos Prazeres es uno de mis favoritos porque me gusta cómo escribe don Gabriel, me gusta el ambiente y los personajes son muy muy muy queribles.

Y además me gusta porque describe muy bien la ciudad. Sin haber pisado nunca Catalunya me la imagino perfectamente a través del relato. Eso le da un plus de tercer puesto.
Encima el libro completo es muy lindo, así que tenía que tener un delegado.

Un cuento favorito, de un libro favorito, de un autor favorito.

No hay más que decir.




Los próximos puestos no van a ser tan largos (creo).

domingo, 26 de febrero de 2012

**4** Canción Marinera (Leonardo Killian)

Me costó un poco elegir el cuento de este puesto. En un principio iba a poner como puesto 4 a Esperpento, otro cuento del mismo autor. Pero preferí Canción Marinera por una serie de motivos que se explican solos a lo largo de esta reseña.

Leonardo Killian es amigo de la familia. Oriundo de Parque Chas, escritor de cuentos y novelas, arquero (de arquería), rockero de la primera época, personaje por donde se lo mire.
Según me dijo, ¨Canción marinera¨ forma parte de un libro (El bicentenario en el aula) con tres cuentos ambientados en 1810, 1910 u 2010.

Pero yo lo conozco de otro libro que se llama El gato canoso, también de Killian, en el que estan ¨Esperpento¨ y ¨Canción...¨.

Esperpento habla de un veterano de malvinas que recién llegado de la guerra decide hacer un plan para humillar a la reina de Inglaterra. Es delirante, increíble, desopilante y bien porteño.

Pero Canción Marinera (¨una leyenda del plata para los pibes de acá¨) tiene alguito más que, a mi entender, hace al cuento mucho más querible y emotivo.

Canción es una de piratas con todos los lugares comunes de cualquier historia de piratas, solamente que cuando el protagonista quiere retirarse del oficio justo da la casualidad de que desembarca acá en plena revolución de mayo.

Y se queda acá nomás, del lado de la revolución porque, aunque no tiene idea de qué se trata, nunca le gustaron los virreyes. Acá se casa, tiene hijos y convierte a la Argentina en su patria.

Si sigo contando paso a contar el final (esta es la parte complicada de reseñar cuentos), así que solamente voy a decir que Canción mezcla los ingredientes de una historia de aventuras con un sentimiento de pertenencia que como yo pertenezco a acá, me tocó en lo más profundo.

**5** El Muro (Jean Paul Sartre)

Leí muy poco de don Jean Paul. Una o dos obras de teatro, muy buenas, y esta antología. Se llama El Muro, que es el primero de cinco cuentos y todos me gustaron mucho.

Miento un poco porque los leí a los 19 o 20 años y la verdad es que no los recuerdo demasiado, salvo El Muro, claro. También me acuerdo de que el cuento que le sigue me gustó pero me desilusionó un poco porque era menos grandioso. Es un defecto que tiene todo el libro: El Muro es demasiado bueno y deja pagando a los otros (esto en la jerga Gorojovskiana se llama ¨Efecto Beautiful Day¨).

Y por qué me gusta tanto, se preguntará el lector ansioso.

A ver... La historia es bastante sencilla: el protagonista está esperando que lo fusilen durante una guerra civil, si no me equivoco, y habla de esas últimas horas. Parece bastante aburrido y hasta trillado pero no lo es en absoluto.

Aparte de que don Jean Paul supo plasmar muy bien lo que sienten el protagonista y sus compañeros de celda, aparte de que lleva la trama muy bien y aparte de que uno podría no querer leer lo que sigue, porque la verdad es que el final parece cantado, uno realmente no puede soltar el libro.

Encima el final tiene una vuelta de tuerca que deja boquiabierto a cualquiera.

Y creo que más que nada lo elijo como uno de mis favoritos por eso mismo. Me parece un cuento perfecto. No porque en el arte exista la perfección ni blaa blaa blaaaaa, si no porque justamente tiene los elementos que hacen que un cuento lo sea:

Una trama casi anodina
Una trama casi anodina muy bien escrita
Una trama casi anodina muy bien escrita que al final no es anodina ni a palos.

Top faiv de cuentos

Algunos de ustedes tal vez sabrán que Román, mi hermano mayor, hace un tiempo estuvo escribiendo en su blog una lista con sus veinte libros favoritos, más 3. Por supuesto que ni bien empezó con su lista tuve ganas de seguirlo, pero la verdad es que elegir 20 libros, 20... Era complicado. Encima dictaminar cuál me gustaba más o menos me parecía demasiado difícil.

Entonces decidí hacer una versión pequeña, muy pequeña, y no sobre libros si no sobre cuentos. Después de todo, aunque me encantan las novelas, me siento en algún punto más cercana al cuento. Debe ser porque escribir cuentos me resulta más o menos fácil, digamos natural, y me siento completamente incapaz de escribir una novela.

Así que acá empezamos con mis 5 (cinco) (sí, solamente 5) cuentos favoritos.

Pasen y lean!!